Tasuki gruñó, "No realmente, pero..." La miró y sonrió. "Estoy empezando a pensar que vale la pena el riesgo."
Kyoko gritó cuando Tasuki saltó de nuevo hacia delante... y esta vez se encontró presionada contra el lado de su coche. Sus ojos de esmeralda eran anchos pero sin temor y sus dedos se apretaron ligeramente sobre sus brazos cubiertos de chaqueta. PodÃa sentir la flexión de sus músculos debajo de sus dedos cuando él la apretaba a su alrededor.
Tasuki observó sus profundos ojos verdes temblar de pasión y bajó la cabeza hasta que sus labios descansaron contra la suave piel de su cuello. Sintió una emoción correr por su cuerpo y acomodarse en su entrepierna... donde causaba dolor que se sentÃa realmente bien. Incapaz de resistir la tentación, Tasuki mordisqueó su cuello. Su cuerpo presionó contra el suyo y él gimió cuando sus piernas largas se separaron ligeramente, concediendo su acceso del muslo. Rápidamente deslizó uno de sus muslos entre los suyos mientras se apoyaba contra ella.
"¿Qué estás haciendo?" Susurró, incapaz de detenerlo... no queriendo detenerlo.
Tasuki presionó su muslo contra su núcleo levantando a la joven hasta que sus dedos casi no tocaron el suelo. Gimió cuando oyó que Kyoko gemÃa suavemente y besó un largo y lento sendero desde su cuello hasta sus labios.
"te quiero", Tasuki susurró en un aliento desigual contra la flexibilidad de terciopelo de su boca antes de capturarla en un beso exigente.
Los ojos de Kyoko revoloteaban cerrados, y ella se tragó el gemido que amenazaba con emerger. Esta no fue la primera vez que Tasuki se las arregló para robarle un beso... pero nunca antes habÃa sido tan apasionado. Ella gimió cuando su lengua se rozó en sus labios... luego lentamente la empujó más allá.
Tasuki se quejó, saboreando la dulzura más allá de los labios de Kyoko. Sus brazos se deslizaron alrededor de su cintura pequeña, levantándola sólo un poco, manteniéndola atrapada entre él y el coche. Apretó la pierna más fuerte en el ápice de sus muslos y se sacudió en su contra. Tasuki estaba eufórico cuando Kyoko regresó el beso con una pasión que rivalizaba con la suya.
Kyoko sintió que una de las manos de Tasuki se movÃa de lado a su hombro y se enterraba en su cabello castaño. Por el momento, ella se alegró de que su abuelo no iba a venir a recogerla porque ella nunca quiso el beso para terminar. No por primera vez, Kyoko tuvo la tentación de dejar que Tasuki la llevara a casa... con él.
Ella casi lo sugirió cuando él pasó su mano por su pierna y la envolvió alrededor de su rodilla... sacudiéndola hacia adelante para poder presionarse más fuerte contra su núcleo.
¿Cómo se sentirÃa al despertar al lado de Tasuki a primera hora de la mañana? ¿Le sonreirÃa a su última moda de cabeza de cama? ¿La harÃa desayunar en la cama antes de arrebatarla otra vez? HabÃa tantas preguntas que Kyoko estaba muy, muy tentada a aprender las respuestas a... otra razón más por la que estaba pensando en irse a casa con él.
Mientras luchaba por acercarse aún más, la misteriosa sensación de que estaban siendo vigilados se estremeció hasta su espina dorsal... haciéndola alejarse de los dominantes labios de Tasuki. TenÃa que empujar contra él para poder deslizarse por su pierna y ponerse de pie por sà misma. La acción no fue sin repercusiones sin embargo, envió choques de sensaciones arriba y abajo del cuerpo de Kyoko.
Por un momento permanecieron cerca con sus frentes juntas⦠tratando de recuperar el aliento.
Cerró los ojos preguntándose si sus muslos palpitaban tan fuertemente como los suyos.
Su voz era temblorosa, y tuvo que intentarlo dos veces antes de que pudiera decir las malditas palabras. "Vaya a casa Tasuki, estaré bien." Ella vio la expresión en su cara y casi cambió de opinión. Sin embargo, ella necesitaba aferrarse a sus armas... "¡Prometo!"
Tasuki apretó los dientes para no mendigar, mientras reinaba en sus emociones. SabÃa que habÃan dado otro paso esta noche en la dirección que querÃa, asà que en lugar de tomarlo como una pérdida, sabÃa que era una victoria. "Bien, pero la próxima vez seré yo quien te lleve a casa". Por supuesto, su idea de llevarla a casa la dejó en su cama... no la suya.
Kyoko retrocedió bajo la luz del farol a plena vista mientras Tasuki vacilaba, luego empezó a caminar hacia ella. Hizo una pausa, como si estuviera luchando en una guerra silenciosa dentro de sà mismo, pero cuando Kyoko sonrió y sacudió la cabeza, apretó las manos a los costados y volvió hacia el coche.
Preguntándose por la tensión en su pecho, Tasuki miró preocupado por encima de su hombro hacia ella. Su mirada amatista brillaba en la tenue luz causando algo de suscitar en el corazón de Tasuki. Ella sabÃa que estaba confundida, pero ella no podÃa hacer nada esta noche⦠no sin ponerlos en peligro. Ella sonrió brillantemente y lo saludó, diciéndole que ella estarÃa bien.
Tomando una decisión, Tasuki devolvió la sonrisa. Entró en su coche y pasó junto a ella, tocando la bocina en despedida. Sintió los dedos frÃos de miedo que le aferraban el corazón, y sabÃa que si no daba vueltas... no la vigilaba... que de alguna manera se escaparÃa.
Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras veÃa su coche girar la esquina. De pie muy quieta, Kyoko flexionó su mano lentamente haciendo un puño y soltándola. Un pequeño dardo de espÃritu apareció y desapareció dentro de su agarre. Esta arma era lo único que podÃa mantenerlos a salvo.
Ella habÃa rechazado el ofrecimiento de Tasuki de llevarla a casa por una razón... desde que habÃan salido de la biblioteca, algo habÃa estado observándola desde las sombras. PodÃa sentir sus ojos en ella ahora, dejándola frÃa. Ella gruñó a sà misma por dejar que Tasuki la distrajera asÃ. Se culpaba a sà misma... no a él.
Tasuki habÃa estado ayudándola a luchar contra los demonios casi tanto tiempo como ella habÃa estado luchando contra ellos. Incluso le habÃan comprado un arma hace un tiempo y parecÃa que le convenÃa. Ella le habÃa enseñado muchos movimientos que ayudaron durante una pelea, pero aun asÃ... si se lastimó, serÃa culpa suya.
Ella habÃa mentido a Tasuki diciendo que su abuelo estarÃa allà en cualquier momento para recogerla. La verdad era que su abuelo no venÃa en absoluto. Pero si ella no hubiera enviado a Tasuki a casa, entonces el demonio los habrÃa encontrado en una posición comprometedora y los habrÃa matado a ambos... y mientras más sus sentimientos crecieran para Tasuki, menos querÃa arriesgarle a hacerse daño.
SabÃa que él se quedarÃa con ella y pelearÃa. Pero últimamente habÃa tenido pesadillas recurrentes acerca de que Tasuki era mordido por uno de los monstruos, y le robó continuamente el sueño. Kyoko no pensaba que ella serÃa capaz de vivir con ella misma si Tasuki se convirtiera en uno de ellos... porque entonces tendrÃa que matarlo... ¿verdad?
Inhalando suavemente, empezó a caminar en dirección a su casa... sabiendo que tardarÃa al menos una hora en llegar allÃ. Lo que la acosaba, esperaba que no esperase tanto tiempo para mostrarse.
Después de caminar un par de cuadras sin ser atacada, Kyoko comenzó a molestarse. Ella incluso se volteó el cabello sobre un hombro para exponer su cuello como un plato de la cena... esperando que el demonio se apurara a hacer su movimiento porque estaba cansado, y querÃa ir a casa.