Los labios de Yuuhi insinuaron una sonrisa malvada cuando Kyoko recogió sus libros desechados y comenzó a caminar de nuevo. Se dio cuenta cuando se acercó a los objetos que la rodeaban, su apariencia cambió y cambió hasta que la habÃa pasado... como un halo de magia. Miró los árboles delante de ella. Las copas de los árboles eran como garras negras que llegaban al cielo... pero cuando ella se acercó a ellos, se convirtieron en una cosa de belleza... hasta que una vez más estaba fuera de su alcance.
Su negra mirada se posó sobre ella como si fuera un blanco. Moviéndose por el aire quieto, la siguió. HarÃa una nueva y potente adición a su familia de oscuridad... un regalo para su padre. TenÃa un alto instinto de supervivencia a diferencia de los tontos descuidados que acababa de matar. Incluso ahora habÃa un pequeño rastro de sangre en la acera; Como si la estuviera acosando, pero ella no hizo caso de esto. TenÃa magia dentro de ella y querÃa formar parte de ella... para ver cosas que no habÃa visto desde su vuelta.
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El abuelo se paseaba de un lado a otro delante de la ventana preguntándose dónde estaba Kyoko. No era como ella no decirle si iba a salir tarde. Pasó la mano por su cabello blanco y delgado, preocupado. TenÃan un arreglo y se suponÃa que siempre se lo dirÃa antes de ir a buscar a las criaturas del inframundo.
Se giró cuando el teléfono sonó y lo agarró antes de que pudiera despertar al resto de la casa.
Tasuki no habÃa podido sacudir la extraña sensación que tenÃa desde que dejó a Kyoko solo en el estacionamiento. Condujo unos minutos antes de volverse y lo encontró vacÃo. Maldijo en silencio mientras golpeaba su volante con frustración. Haciendo una rosquilla en el estacionamiento, salió de la biblioteca... pero en vez de irse a casa, colocó el lugar de Kyoko.
Cuanto más se sentaba allÃ... más inquietante era hasta que no podÃa evitarlo... tenÃa que llamar. Cuando respondió a su teléfono tan rápido, sonrió. "Gracias a Dios que lo hiciste en casa Kyoko."
"Estás enfermo... ¿lo sabes?" El abuelo volvió a mirar por la ventana mientras sostenÃa el teléfono en la oreja. Alzó una ceja al ver el coche de Tasuki estacionado sólo un par de casas. -¿Llamar a una joven esta vez de noche? ¿Qué eres, pervertido?
Tasuki casi dejó caer el teléfono cuando todo el color salió corriendo de su rostro y luego corrió rápidamente hacia su cuerpo haciendo que sus oÃdos se quemaran. Sólo el viejo podÃa hacerle sentir como un completo idiota a menudo. Cerrando su teléfono celular, continuó mirando la casa de Kyoko esperando que ella llegara a casa. La llamada telefónica comprobó que su abuelo definitivamente no la estaba recogiendo.
Tasuki se frotó las sienes y suspiró cansadamente. Le habÃa mentido... pero ¿por qué? Mirando furiosamente al único objetivo a una distancia sorprendente, golpeó el volante con ambas manos y luego una vez más para una buena medida. ¿Cuándo Kyoko iba a enfrentar el hecho de que podrÃa cuidar de sà mismo? Bueno, tal vez no tan bien como ella podÃa... pero todavÃa lo suficientemente bien para ayudarla a salir en un atasco.
Estaba distraÃdo de su silenciosa protesta cuando oyó un ruido cerca de su coche y estaba a punto de mirar alrededor, pensando que era Kyoko. Sintió algo golpear el costado de su cuello, justo detrás de la oreja, haciéndole inhalar bruscamente mientras las estrellas entraban en su visión.
La cabeza de Tasuki cayó hacia adelante en el volante, haciéndolo frÃo.
Yuuhi llegó a través de la ventana abierta para el joven, pero tiró su mano cuando una chispa de amatista disparó entre ellos. El niño demonio calmadamente miró sus dedos, luego lentamente hacia el joven en el asiento del conductor. No sólo le decÃan que lo querÃa más y la comisura de sus labios se curvaba hacia arriba en el tono de una sonrisa astuta.
Al oÃr pasos lejanos, se alejó del coche y miró por la calle sintiendo su cercanÃa. Volviendo a la oscuridad de nuevo, Yuuhi esperó.
Abuelo colgó el teléfono con una amplia sonrisa. Le dio unos golpecitos en la barbilla mientras se preguntaba si Tasuki iba a tener suficiente nervio para tomar la virginidad de Kyoko. HabÃa leÃdo en los rollos antiguos que mientras la sacerdotisa fuera virgen, ella serÃa un objetivo aún más grande para los demonios. Pero hasta ahora, se negó a decirle a su nieta que tuviera relaciones sexuales. Sólo deseaba que Tasuki se diera prisa y llegara a la pubertad o algo asÃ.
Al ver el movimiento desde abajo, enfocó sus viejos ojos en el coche de Tasuki... preguntándose si el chico iba a crecer un juego de pelotas y salir. HabÃa algo fuera de la puerta del lado del conductor, pero era demasiado pequeño para ser Tasuki, y era demasiado rápido para decir lo que era. Su atención fue tomada por otra sombra al otro lado de la calle cuando se acercó.
Sus cejas se juntaron cuando sus heridas aparecieron a la vista. ¿En qué se habÃa metido? Algo apareció detrás de ella y su mirada se clavó en ella.
Cuando Kyoko caminó delante de la casa, las luces del detector de movimiento se encendieron y ella miró hacia la ventana y saludó a su abuelo. Cuando no retrocedió, notó la expresión de su rostro y la amplitud de sus ojos. Estaba mirando directamente detrás de ella.
"Bueno... eso es espeluznante". Se inclinó un poco y se quedó boquiabierta al ver al misterioso muchacho, pero a un par de metros de ella. Estaba inmóvil como una estatua en medio de la calle. La única vida dentro de él era su pelo rebelde de plata soplando en la brisa nocturna. Apretó los dientes por su descuido... -¿Cómo pudo haber sido tan estúpida?
Yuuhi podÃa oler su pánico y se sorprendió por la rapidez con que fue reemplazado por la ira de miedo. Su mirada se elevó curiosamente hacia el anciano abriendo la ventana del piso de arriba. ¿Lo estaba protegiendo? Dejó que su mente vagara por toda la casa y detectara dos fuerzas más de la vida... una era una niña. Volviendo su mirada a la niña, Yuuhi se preguntó si el niño era su hermano. Ella habÃa llevado a sus hermanos... serÃa justo que él tomara el suyo.
"Ni siquiera pienses en eso", advirtió Kyoko, viendo su interés en su casa. Sus ojos se estrecharon con determinación mientras el dardo del espÃritu se formaba en su palma.
Una luz perversa apareció dentro de su puño y algo Yuuhi no habÃa sentido en más de quinientos años barrió su cuerpo sin vida... miedo. Sus ojos de ébano se fijaron en los suyos; Sabiendo si intentaba llevarse a su hermano... morirÃa esta noche.
La mente de Kyoko se aceleró al darse cuenta de que habÃa llevado al pequeño demonio directamente a su propia casa. HabÃa puesto a toda su familia en peligro y eso era algo que siempre habÃa evitado a toda costa. PodÃa sentir la inquietud del muchacho extendiéndose hacia ella, mientras permanecÃa silencioso e inmóvil. En apariencia... parecÃa tener la misma edad que su hermanito Tama. Aunque, ella podÃa sentir que era mucho mayor que eso, el demonio más viejo que habÃa tenido la desgracia de encontrar.
"Le diré que te he encontrado" susurró la voz sin emoción del niño, como si acabaran de compartir una larga y pacÃfica conversación.
Al oÃr que la puerta se abrÃa de golpe, Kyoko rápidamente miró por encima del hombro y gritó: -¡Vuelo, vuelve a entrar!