Marco Bruno
El entrenador de fútbol
La sensación de placer al ponerse las botas, el olor de la hierba recién cortada al principio de la temporada; las bolsitas de plástico en los pies para que no entre el agua durante los entrenamientos bajo la lluvia que cae. Los amigos que lo son por una sola temporada, pero siguen siéndolo siempre. Crecer con un sueño y no alcanzarlo del todo y luego darse cuenta de que el motivo era porque mi vocación era la de entrenador. De pequeños y grandes. Con una naturalidad inesperada. Probablemente el talento que me faltaba como jugador lo tengo como entrenador. O tal vez tampoco: quién puede decirlo… El camino para llegar a obtener lo que deseaba es a veces increíblemente tortuosa y también te puedes perder. Con las botas o con un silbato, la pasión es la misma. Y cuando te acompaña la pasión, no puedes perder nunca.
QUÉ ES EL FÚTBOL
El fútbol es un juego sencillo y fácilmente comprensible en sus reglas y su desarrollo. Puede ser practicado por cualquiera, porque no exige una estructura física particular ni determinadas dotes atléticas; permite al deportista una amplia libertad de movimientos y por tanto la posibilidad de dar lo mejor de uno mismo,
Por esto, el fútbol se define como una actividad libre, que, partiendo de una técnica común de base, permite a todos expresar su propia personalidad y su propio estilo y sin embargo es una actividad incierta, ligada a las normas del azar, por lo que es imposible prever su desarrollo.
Filosóficamente, el fútbol es una aventura siempre nueva y llena de interés, que puede convertirse en espectacular: es una actividad del presente, porque el jugador construye durante cada partido su devenir, el pasado no cuenta.
El fútbol gusta
Porque es un juego sencillo.
Puede ser practicado por todos.
Es una actividad libre.
Es una actividad incierta.
Es una aventura.
Es una actividad del presente.
Existen factores que se consideran fundamentales sobre los que trabajar para poder formar a un futbolista en todas sus características: técnicas, tácticas, físicas, psicológicas y sociales. Evidentemente hace falta aclarar de inmediato que entrenar a un futbolista joven es completamente diferente a entrenar a un futbolista adulto. Por este motivo es preferible hablar primero de la formación del futbolista joven y luego del entrenamiento del futbolista adulto.
En estos años el error que he visto cometer más frecuentemente por entrenadores de jóvenes ha sido (y continúa siendo) entrenar a jóvenes y niños como si se estuviera entrenando a adultos.
LOS PRINCIPIOS DEL ENTRENAMIENTO
Todo entrenador, cuando se dispone a asumir la responsabilidad de dirigir un equipo debe tener muy claro el significado de la palabra “entrenamiento”. De un modo muy general, el entrenamiento es un proceso que produce un cambio físico, motor, cognitivo y afectivo.
El entrenamiento deportivo del atleta incluye:
● Preparación física,
● Preparación técnico-táctica,
● Preparación intelectual, psicológica y moral.
Todo esto se lleva a cabo mediante diversos ejercicios físicos. Podríamos por tanto definir al entrenamiento como «La unión de todas las acciones dirigidas a la mejora de los factores modificables que influyen en las prestaciones para obtener el mejor rendimiento».
Los factores sobre los cuales es posible intervenir son múltiples. Podemos hablar de:
– Entrenamiento de las capacidades físicas.
– Entrenamiento de las capacidades técnicas.
– Entrenamiento de las capacidades tácticas.;
– Entrenamiento de las capacidades psicológicas.
No es posible intervenir sobre una sola de ellas sin influir positiva o negativamente en las otras.
Si los estímulos de los entrenamientos son diversos y se dirigen a todas las capacidades, el organismo se confunde y no sabe qué respuesta dar a esos esfuerzos. En el entrenamiento, la combinación de más capacidades no provoca una suma de adaptaciones, sino, por el contrario, una resta de adaptaciones. Por tanto, el entrenador no debe entrenar siempre todo, porque de lo contrario entrenará mal, poco o nada. A los preparadores físicos siempre les interesan las adaptaciones de nuestro organismo a la exposición crónica al ejercicio físico (entrenamiento) y en particular:
Al principio de la subjetividad
Al principio de la especificidad
Al principio de la reversibilidad
Al principio de la sobrecarga progresiva
Al principio del «difícil/fácil»
Al principio de la periodificación
Muchos atletas acaban sobreentrenados y cuando sus prestaciones empeoran a causa del overtraining, entrenan más, porque creen que más entrenamiento supone más mejora. (J.H Wilmore–D. L. Costill, 2005).
Por el contrario, el entrenamiento será tanto más eficaz y preciso cuanto más completas y destinadas a un fin sean las intervenciones sobre las partes que lo compongan. Por desgracia, en el fútbol se dan ahora casos en los que el entrenamiento se limita a «dar unas vueltas al campo, partidillos y tiros a puerta». No hay nada que pueda sustituir a la práctica, todas las teorías resultan abstractas si no consiguen ilustrar los conceptos formados sobre la experiencia práctica. La complejidad del juego del fútbol requiere intervenciones precisas, cualificadas y estudiadas,
El problema más difícil de afrontar es el de establecer la tipología, la calidad y la intensidad del trabajo a proponer a los jugadores y verificar el grado de adaptación a las cargas del entrenamiento (ENTRENABILIDAD).
La entrenabilidad es un parámetro dinámico que depende de factores personales internos y externos y puede manifestarse de diversas maneras en los diversos sistemas funcionales y orgánicos del mismo sujeto. En la edad infantil y en la adolescencia, desempeñan un papel esencial las llamadas «fases sensibles» (Martin, 1982), que se refieren a aquellos periodos de crecimiento que son particularmente favorables al desarrollo y la formación de habilidades y capacidades decisivas para las prestación motora-deportiva. Aplicando todos los principios del entrenamiento, es preciso disponer previamente de un programa de trabajo que se adapte a los jugadores que lo deben seguir y al tipo de juego que pretende imponer el entrenador. El entrenador debe tener siempre presente la pregunta «qué debo hacer en cada momento».
Buscamos por tanto aclarar cuáles son;
– Los principios del aprendizaje (cómo aprende el futbolista).
– Los principios de la enseñanza (cómo debe enseñar el entrenador).
La finalidad principal debe ser la de inducir cambios positivos en el comportamiento y los hábitos de vida. El comportamiento humano distingue:
Acciones innatas, que no tenemos que aprender y que no requieren ninguna experiencia previa.
Acciones descubiertas, que descubrimos solos mediante un proceso personal de prueba-error-reintento.
Acciones asimiladas, que adquirimos de otras personas con un proceso inconsciente de emulación.
Acciones aprendidas, que deber ser enseñadas y requieren un esfuerzo voluntario, basado en una observación analítica precisa.
Los principios del aprendizaje
La afirmación de que «si un futbolista se entrena, mejora y perfecciona sus capacidades» no es realmente verdad, porque el entrenamiento determina comportamientos y adaptaciones que pueden llevarse a cabo de forma adecuada o inadecuada. No todas las adaptaciones ni los comportamientos son útiles para la realización de las diversas actividades deportivas.